Krampus, el diablo de la Navidad

Krampus azota a los niños malos hasta que se vuelven buenos. 

¿Cuál es su historia?


Krampus nació en una época en la que no se premiaba la bondad, sino que se castigaba la maldad.
Apareció en el mundo para castigar a los niños malos, dándoles la oportunidad de ser buenos.

Mitad cabra, mitad demonio; una bestia horrenda con una cadena oxidada, campanillas (que hace sonar durante semanas para avisar de su presencia y asustar) un saco y una vara de abedul (que usa para azotar a los niños malos hasta que se vuelven buenos, metiendo en el saco a los que no se convierten y llevándolos al inframundo con el). Krampus no es precisamente un personaje agradable: tiene cuernos, pelo largo y oscuro, lengua larga, mirada enfermiza y colmillos.

Pero, ¿Cuáles son los orígenes de este «demonio navideño»?

Tarjeta de felicitación de 1900 en la que puede leerse: ‘¡Felicidades de parte del Krampus!’ 

Su nombre se deriva de la palabra alemana krampen, que significa garra, y se cree que es el hijo de Hel en la mitología nórdica. En el continente europeo es conocido con muchos nombres como: Knecht Ruprecht, Klaubauf, Pelzebock, Schmutzli y el común Krampus. La bestia legendaria también comparte los rasgos de otras criaturas demoníacas y terroríficas de la mitología griega, como lo sátiros o los faunos. La leyenda forma parte de una traducción navideña secular en Alemania, donde las celebraciones de Navidad comienzan a principios de diciembre.
Tarjeta de felicitación austríaca en la que aparecen juntos San Nicolás y el Krampus. 

Krampus se concibió como contrapartida al amable San Nicolás, pero su antigüedad puede rastrearse hasta diez mil años atrás, mucho antes del nacimiento de Jesucristo. El monstruo azotaba a los niños malos y se los llevaba a su guarida. Según el folclore, Krampus aparece la noche antes del 6 de diciembre, conocida como Krampusnacht o «noche de Krampus» merodeando las calles durante dos semanas haciendo sonar campanas y cadenas oxidadas que usa para asustar con su presencia.. El 6 de diciembre también es el Nikolaustag o «día de San Nicolás», cuando los niños alemanes comprueban si el zapato o la bota que han dejado la noche anterior contiene regalos (una recompensa por su buen comportamiento) o una vara (para los malos).

La Iglesia católica prohibió durante años la terrorífica presencia de Krampus y las escandalosas celebraciones, y durante la Segunda Guerra Mundial, los fascistas veían a Krampus como algo vil, porque se consideraba una creación de los comunistas.

Pero Krampus esta reapareciendo en algunos países, en parte gracias a la cultura pop, ya que la gente busca celebrar estas festividades de formas poco tradicionales.

“Nos guste o no, la imagen moderna del Krampus ha sido despojada de todas las buenas intenciones de las que gozaba en el folklore. Actualmente está basada en diversas culturas únicamente como un monstruo sin bien alguno que inspirar con su presencia. (…) Es la personificación del miedo y definitivamente una pesadilla navideña, para gran deleite de los adultos que desean actuar como aquellos niños a los que el Krampus tenía la intención de corregir,” escribe el director de MyMerryChristmas.com

Es importante recordar que el Krampus, a pesar de su apariencia demoníaca, no es la antítesis de Santa Claus. Desde épocas muy antiguas colaboraba con el santo para asegurarse (a su manera no muy ortodoxa) de que la gente se comportaba como es debido, con respeto y buenas intenciones hacia los demás. ¿Qué mejores sentimientos que éstos podría inspirarnos la Navidad?


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