Caso #18, Posesión en Córdoba

Categoría: Investigaciones


No hay nada más natural para quien tiene hijos que encontrar a niños por la casa. 

Andrés, un padre de familia, vio en su casa a un niño de la edad de su hijo acercarse hacia el y naturalmente, pensó que era su hijo, pero todo cambió cuando el pequeño pasó de largo, como si no existiera, y lo vio cerca. Aquel no era su hijo.
Andrés nos relata cómo vio desaparecer a aquel niño en su casa, una vivienda junto a la fuente de la Piedra Escrita, en el barrio de San Agustín, dentro de la Judería, en Córdoba. 
Nati, su esposa, también nos dice haber visto al que se podría llamar "fantasma" jugando con los peluches de sus tres hijos. Sus historias, como suele suceder en estos casos, son variadas. Una noche vio algo moverse en el pasillo. Se asomó y no halló nada, pero al sentarse otra vez encontró a la "inquietante figura infantil", que se le acercó y dijo palabras que en aquel contexto eran sobrecogedoras: 
"Mamá, mamá, mamá". 

Para ella, era una llamada de auxilio, pero había más apariciones:

 También una niña, parecida a una de las hijas del matrimonio, que les miraba y hasta cantaba con voz melódica y aguda. Y las visitas que recibe la familia en la casa nos han confirmado que en ocasiones la escuchaban. Las hijas del matrimonio evitan el cuarto donde se dan las apariciones y uno de los hijos dijo haber visto un hada, "una mujer flotando en el pasillo". No es un espectáculo agradable, relata el padre, ver cómo un niño de siete años dibuja fantasmas con sábanas y cuchillos, que pueden tener que ver con las apariciones relatadas.
Uno de los sucesos más impactantes para la familia tenía que ver con un oso de peluche que tenía melodías y frases grabadas. Era uno de los favoritos de los hijos, pero de pronto empezó a encenderse solo en mitad de la noche. Y el propio Andres fue testigo de cómo se puso en marcha... sin pilas.
 "Hola, ¿quieres jugar conmigo?"

dijo el oso antes de comenzar a reproducir una serie de melodías que nadie había grabado y después apagarse solo.

Entrevistando a sus vecinos y la historia comienza a arrojar algo de luz:

Nos remiten a Pilar, una mujer que vivió en la casa colindante a la vivienda, y cuando damos con ella nos relata que la casa de Andrés y Nati fue, antes de su construcción en 2002, un patio de vecinos. Y que allí vivía un hombre de muy mal humor que vestía todo el año de negro y siempre quería estar solo. 




Era en el espacio donde ahora está la cocina y allí había sentido ella alguna presencia parecida.

Pero no fueron las únicas revelaciones de Pilar, la antigua vecina. También nos relató que un niño de cinco años que vivía en la casa falleció ahogado y que también murió prematuramente una niña. 
Quedaba solo la voz que cantaba, y Nati de pronto nos sorprendió recordando a su hermano Juan Antonio, que murió muy joven y que cantaba esas canciones aflamencadas al estilo de Tijeritas, que tenía una voz muy aguda. ¿Encajaba todo?

Nuestro grupo de investigación no pudo realizar la labor de investigación paracientífica a fondo para intentar demostrar estos fenómenos o descartarlos, puesto que Andres se puso en contacto con nosotros al vernos en su ciudad, y no teniamos el equipamiento necesario, no obstante asistimos a su domicilio y pasamos unas cuantas noches allí para intentar verificar dicha información, pero en el tiempo que pasamos en el interior de la vivienda no notamos ni oímos nada, jugamos con el oso, pero no reacciono de forma diferente a la que fe creado, ni siquiera escuchamos a una vecina cantando a lo lejos, de modo que solo podemos contar con los testimonios que os hemos relatado.

Intentamos volver tiempo después con todo el material de investigación, pero la familia se había mudado y nos fue imposible localizarlos para conseguir su autorización.

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