Caso #15, criptozoología en Liérganes, Cantabria

Categoría: Investigaciones


El Hombre Pez de Liérganes (Cantabria): Una increíble historia de un hombre que nació diferente. Marginado, recluido y tomado por demonio, la vida de Francisco de la Vega Casar estuvo repleta de hazañas milagrosas y sufrimiento. Temido por ser distinto, su historia sigue estando presente en su Liérganes natal donde Investigación Paracientífica ha viajado para revivirla.
Vivió en Cantabria en el siglo XVII. Desde pequeño mostró unas grandes habilidades natatorias, tanto es así que los vecinos de Liérganes se asombraban viéndole nadar en el río Miera. 
Foto de la estatua del Hombre-Pez en Liérganes
En 1672, con 16 años, tras la muerte de su padre, Francisco tuvo que ir a trabajar a Las Arenas (Vizcaya), a aprender la profesión de carpintero. 

Por esa población pasa una ría en la que nuestro protagonista solía bañarse muy a menudo, pero el día de San Juan de 1674 se fue a bañar con unos compañeros y de repente desapareció sin dejar rastro.

Los hechos narrados por sus compañeros de faena fueron los siguientes: Francisco se quitó la ropa y se sumergió en las aguas que van a dar al mar, con la peculiaridad de que estas le arrastraron hasta ser perdido de vista. 

De esta forma se le dio por desaparecido y, en contra de la opinión del pueblo de que regresaría en breve, no fue hallado hasta 1679.
Cinco años más tarde de la fatídica desaparición, Francisco apareció en la bahía de Cádiz, donde unos pescadores le atraparon con sus redes y trozos de pan al ver un ser con aspecto humano nadando y sumergiéndose rápidamente en el mar. Podemos imaginarnos la sorpresa de los marinos que vieron como esta silueta se acercaba a su embarcación, y el posterior susto al ver que era un hombre.
Este hombre-pez fue examinado incluso por la Iglesia. En los análisis se observaron varias cosas: que apenas hablaba (su primera palabra fue “Liérganes”), piel blanquecina – translúcida, cabello rojizo, y atributos propios de animales acuáticos (escamas en la espalda, membranas entre los dedos). Con todo esto ¿podemos hablar de criptozoología?

Finalmente, Francisco de la Vega, que existió en la realidad según documentos oficiales, fue trasladado de nuevo en 1680 a Liérganes por el Fraile Juan Rosendo, del convento donde lo examinaron para ver si realmente era de alli.

Acercándose a Liérganes, a la altura del Monte de la Dehesa Francisco se adelantó y fue directamente hasta su casa, donde su madre lo reconoció y donde vivió una vida triste, solitaria, silenciosa, llena de amargura durante dos años. Iba descalzo y a veces desnudo y no hablaba apenas.
A veces estaba varios días sin comer, no mostraba entusiasmo por nada. Parece ser que echaba de menos las aguas y, entre alaridos en 1682 se sumergió en las aguas para siempre, para no volver jamás.

Su fusión con el medio acuático y su viaje por mar durante cinco años es una leyenda con más o menos pruebas. A nuestros lectores les recomiendo que pasen por Liérganes, un lugar con un ambiente mágico, y con esa estatua del Hombre-Pez que mira con nostalgia las aguas del Miera donde, alejado del ser humano, pudo haber vivido feliz entre peces.

Esta escultura homenaje que lo representa se encuentra bajo el Puente Mayor, junto al molino de Mercadillo. Es un bronce de Javier Anievas que lo muestra sentado desnudo sobre una roca, contemplando el río Miera. De cerca puede apreciarse que tiene escamas del torso y la columna vertebral.
Muy cerca, en el antiguo Molino de Mercadillo, se encuentra el Centro de Interpretación del Hombre Pez. Se trata de un molino harinero rehabilitado, que fue construido en 1667 por Don Diego de la Rañada Rubalcaba, Secretario de la Inquisición, y adquirido posteriormente por una familia de la localidad que lo cedió al Ayuntamiento de Liérganes para que se le diese un uso cultural.
La localidad también cuenta con un Paseo del Hombre Pez donde pueden contemplarse una estatua de José Antonio Andrés Vera y una placa recordando su leyenda.

Tras estudiar todas las pruebas, suponemos que la causa de esta situación es que desarrolló una enfermedad en la piel que parecía soriasis y que podría tener algún tipo de retraso mental, pero sin mas pruebas fehacientes, solo podemos dejar esta suposición para concluir nuestra investigación sobre su vida y cuerpo, pero el hecho de la desaparición y aparición en la otra punta peninsular es algo que no se puede explicar.

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